"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 24 de agosto de 2014

Sofás. Relato

La brisa del ventilador refresca su espalda mientras pisa el pedal de la maquina de coser. Cada pedaleada cinco céntimos, cada veinte un euro, cada hora trescientas pedaladas. Catalogos de sofás, papel couché a todo color, miles de catálogos, miles de sofas ante sus ojos, publicidad de diseño, sofás para vestir salones, salones para alojar sofás y tardes de domingo, sofás frente al televisor, televisores presidiendo salones, salones retransmitidos por los televisores, pantallas de plasma  que vomitan publicidad: “renueve los muebles de su casa para salir del hastío”.
Jueves, viernes, sábado, días eternos pisando el pedal, tiempo perdido. “No se preocupe, cuando termine de coser, tendrá la espalda dolorida y la sensación de haber malgastado su tiempo, pero, tranquilo, podrá gastarse el dinero ganado en un sofá de nuestro catalogo y así se recuperará del esfuerzo realizado. La semana que viene quizás tenga que encuadernar un catalogo de lamparas o de alguna que otra cosa inútil. Mas porque preocuparse, es la economía, así funciona, siga dándole al pedal y no piense, pensar le distrae y el pedido se retrasa.”
Sofás, papel couché, horas, minutos, siglos pisando el pedal en una habitación iluminada con tubos fluorescentes; gesto mecánico, gesto automático que le permite deambular, entre pisada y pisada, por playas de arena dorada, playas desiertas habitadas por personas que no saben de lamparas,  que no conocen los sofás, que no entienden de diseño, ni de catálogos en papel couché.