"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 25 de abril de 2010

Una vida entre libros. (Relato)

Abrió la tapa del libro, era un libro viejo, poco leído según constaba en la ficha pegada en la primera hoja. Empezó a leer, siempre empezaba a leer cuando salía del trabajo.
Vivía solo y no tenía tele. Tan solo una muda, el cepillo de dientes, un bolso, un poco de dinero, un bolígrafo y un cuaderno como únicas pertenencias. Tan solo un libro como única compañia. Un libro que una vez leído cambiaba por otro.
Su vida consistía en un continuo transitar por paisajes impresos, por relaciones escritas. Un perpetuo deambular por páginas, por laberintos de letras, por rincones de frases, por recovecos de sustantivos, por sendas de adjetivos, por movimientos de verbos... Un libro era la llave con la que abría todas las puertas, todos los cajones de la memoria, aquello que le permitía traspasar el tiempo, trascender el espacio, perderse y por unos instantes, aunque solo fuera por unos diminutos instantes, saborear la eternidad.
Pasó la última hoja, dejó de leer y cerró la tapa. Se levanto de la silla, metió el libro en el bolso y salió a la calle. Llovía, una suave brisa le refrescó la cara, eran las 8 de la tarde si se daba prisa aún llegaba a tiempo, la biblioteca no cerraba hasta las nueve.

¡VIVA LA BARBARIE!

Debe ser la edad, con los años uno se vuelve cómodo y algo quisquilloso, o algún virus de esos que tanto abundan, pero a pesar de intentarlo, juro que lo intento con ganas, aún no me acostumbro a que el despertador me llame a las 5 de la mañana y eso que ya han pasado dos semanas desde que me dieron el alta.
Aún no me acostumbro a vivir, y ya llevo 50 años, en un país dominado por la ambición estrecha, el negocio rápido y “que arregle el asunto quien venga detrás”.
Aún no me acostumbro, y ya va siendo hora, a habitar en un mundo donde la rapiña campa por sus anchas, donde la manipulación informativa es desayuno diario.
Aún no me acostumbro, y espero no acostumbrarme nunca, a los burócratas del FMI, sacerdotes de la nueva iglesia, la que acabará por unificar a todas las viejas religiones bajo la bandera de la eficacia económica, la des-regulación laboral y la privatización continua.
Aún no me acostumbro, de verdad que lo intento y no puedo. Quizás por ello estoy hasta los huevos de los guros de la economía, esos neoliberales amantes de las subvenciones, que después de chuparnos la sangre, y si no que se lo pregunten a los argentinos o a los griegos entre otros muchos, se presentan como la única alternativa, la salvación profetizada.
¡Nosotros o la barbarie!, vociferan. Al oirlos dan ganas de gritar: ¡VIVA LA BARBARIE!

jueves, 15 de abril de 2010

Por si las moscas. Relato

(Relato enviado a la sección Relatos en Cadena del programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser para el jueves 15 de abril de 2010)

“Mañana va a llover, recoge la ropa esta noche no sea que amanezca mojada de nuevo” solía decir mi madre todas las tardes antes de irse a trabajar. El cielo estaba limpio, todo azul, pero a mi pesar tenía que hacerle caso, recoger y plegar la ropa, luego casi nunca llovía, pero ¿y si justo el día en que no siguiera su consejo, le daba por diluviar?. Nunca lo comprobé y aún hoy, diez años después de su muerte, por las tardes me asomo a la ventana y, aunque no haya una nube y este cansado, recojo la ropa por si las moscas.

Bach y el ruido de la derecha

Tarde de miércoles. Mes de abril. Entrada numero 100. Sí, esta es la entrada centenaria de un blog que empezó con titubeos y ya se siente consolidado. Suena Bach, concierto de Brademburgo nº 4, Allegro, andante y presto. Cuerdas y vientos. Fusas, corcheas, negras y semicorcheas. Baile de notas, tarde tranquila. Suena Bach y por momentos aleja el ruido, ese ruido de fondo, ese runrún mediático inacabable. La derecha en todas sus versiones domina los medios, vocifera, grita, aúlla, interrumpe y se apodera del espacio, es un ogro insaciable que se revuelve con rabia cuando cree peligrar alguno de sus privilegios.
La falange, con la complicidad de unos jueces sospechosos de parcialidad manifiesta, acosa al juez que osó sentar al franquismo en el banquillo. Mientras, los familiares de las victimas, 113.000 desaparecidos y miles de secuestros de recién nacidos, tienen que ir a Argentina a buscar la justicia que su país les niega.
Que ironía, nosotros, que nos pusimos de ejemplo al juzgar los crímenes de las dictaduras sudamericanas y romper la impunidad en la que se habían parapetado los criminales, no seamos capaces, 35 años después de morir el asesino de voz aflautada, el caudillo, de mirar debajo de la cama y limpiar la mierda acumulada, esa mierda que puede corromper el aire que respiramos.
14 de Abril, día mítico, día de la República... sueño de Libertad.

jueves, 8 de abril de 2010

La Imputación (Relato)

(Relato surgido en una mañana calenturienta y aburrida, cualquier parecido con un hecho real es fruto de la casualidad o de la sobre-información. No pensar en nadie, tan solo es un relato, un simple y torpe relato.)

“Me han destrozado el futuro”, “Me he quedado sin trabajo”... con estas frases se había lamentado, había emitido una educada queja para quien quisiera escucharle.
Él que tanto esfuerzo había dedicado al bien publico era ahora acusado,derribado, ultrajado y vilipendiado por vagos, chorizos sin criterio y otra gente de similar calaña. Él que había salvado un palacete de la ruina, de la piqueta de la especulación. Él que había llevado riqueza, alegría y buen gobierno a su país. Él que había sido ejemplo, para otros gobiernos, de buen hacer y saber estar. Él que era buen padre y mejor esposo. Él que no se había aferrado al poder como tantos otros. Él, que definitivamente era un hombre bueno, era acusado injustamente, agredido en su honor, abandonado a su suerte.
Tenía cinco días para abonar una millonada o acabaría durmiendo entre rejas. Cinco días duro,eternos. No podía acceder a sus cuentas en paraísos fiscales, pues la policía podría detectarlo. Había perdido su empleo, escrúpulos de empresa anodina, poco audaz. Tan sólo le quedaba una posibilidad, llamar a esos viejos amigos de juergas y recalificaciones. Algunos dirigían bancos o grandes empresas, tenían acceso a esa cantidad de dinero y podrían prestárselo. No podían negarse, era tan solo por unos meses hasta que pudiera conseguir la nulidad del caso, para ellos era un buen negocio, ganarían unos intereses y él mantendría la boca callada. Era lo justo, los amigos estaban para eso.
Aparcó el coche, subió las escaleras despacio, varios periodistas lo fotografiaron y quisieron sacarle alguna frase más. No dijo nada. Serio, impecablemente vestido, entro en el juzgado y deposito el talón conformado. Había pagado la fianza, ahora podía descansar unos días. Pasado ese tiempo, empezaría a mover los hilos necesarios para lograr el archivo o la declaración de inocencia. Estaba seguro de conseguirlo, solo era cuestión de presionar el botón adecuado.

martes, 6 de abril de 2010

La noche fría (Relato)

Era una noche fría, la avenida se encontraba desierta, tan solo él y el hombre al que seguía. Apretó el paso para no perderle de vista. Una luz tenue, casi ausente, permitía su trabajo. Con disimulo se ocultó tras un árbol cuando su objetivo se paró ante un escaparate. Un coche demasiado lento invadió la calzada de forma inoportuna, gente sin prisa, pensó. Cuando pudo, abandonó su escondite y en la primera bocacalle torció a la derecha. Una ráfaga de aire movió las ramas de los arboles y arrastró papeles y hojas secas. El termómetro de la farmacia marcaba -2 grados.
Echó a correr decidido a adelantarle por una calle paralela. Unos metros mas adelante, 300, 400..., se paró exhausto, falto de aire, ya debía de haberle pasado, por lo que decidió regresar a la avenida, no sin antes respirar profundamente durante unos segundos. Debía de recuperar el tono, el ritmo adecuado. Su cuerpo no estaba ya para estos trotes. Cuando acabara pediría un traslado a un servicio más tranquilo.
Al llegar a la avenida el viento había arreciado, al asomarse una racha le golpeó en la cara, se tambaleo, sintió un pinchazo a la altura del hígado. Cuando hubo recobrado el equilibrio, miro atentamente, no había nadie,el otro, su presa, se había esfumado. Un ligero mareo se apoderó de él, todo se volvió irreal, las piernas le pesaban y no respondían, tenía sangre en el pómulo, le habrían golpeado con algo contundente, cortante, un trozo de madera quizás.
Todo era confuso, inconexo. Había fallado y se encontraba herido, desorientado. No se explicaba lo ocurrido, notaba que las fuerzas se le iban, las perdía a borbotones de sangre que descendían por la pierna y manchaban la acera. No entendía porqué se desangraba, porqué en su costado derecho se dibujaba la muerte. No dolía, era como apagarse poco a poco, despacio. Un frío intenso le envolvía, le atrapaba.
Miró en torno suyo, papeles, hojas secas, colillas... a su derecha, a unos metros algo llamó su atención, se acercó lentamente, renqueante. Entre las hojas, encontró un cuchillo con restos de sangre.
Debía de haber dejado el cuerpo hace tiempo, había perdido facultades. Tendría que haberse retirado, esperar unos años más había sido un error, una insensatez, ¿Qué pintaba él por estas calles? ¿a estas horas?. Se sentó en el suelo, necesitaba descansar, dormir... ya era demasiado tarde para lamentarse.

lunes, 5 de abril de 2010

Crónica de una Semana de Pasión

28 de marzo. Domingo de Ramos. Mientras la fiscalía escarba las finanzas de Matas en EEUU y a las 11´30 la Hermandad de Jesús Triunfante recorre las calles de un día soleado, el PSOE y el PP acuerdan bloquear la reforma de la ley electoral que podría atentar contra sus respectivas hegemonías. Cantemos
29 de marzo. Lunes Santo. La ultraderechista Liga Norte avanza en las elecciones regionales italianas. En España, a las 18´00 horas desfila la Hermandad del prendimiento. Descubrimos que Esperanza Aguirre pagó millonarias campañas publicitarias que nunca vieron la luz. Nos enteramos que la banca patria, modelo de eficiencia internacional, es de las pocas en el mundo que puede quedarse una casa por impago y seguir reclamando el 50 por ciento de la deuda. Gritemos
30 de Marzo. Martes Santo. Masacre en el metro de Moscú, el presidente ruso dando muestras de prudencia declara: “Nuestra gente a muerto. Son unos animales, los vamos a encontrar y los vamos a destruir.” A las 19´00 horas la Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo del Mar pisa el asfalto. Horas antes, Cotino, en una radio, afirma porque se lo dice su intuición, que el gobierno negocia con ETA. Temblemos
31 de Marzo. Miércoles Santo. El juez impone la mayor fianza conocida a Jaume Matas, el Banco de España reclama el abaratamiento del despido como forma de crear empleo y el gobierno recorta un 87 por ciento la oferta de empleo público. A las 19´00 horas la Hermandad de la Santa Cruz desciende por calles escalonadas. Oremos
1 de Abril. Jueves Santo. A las 19´45 Salida de la Hermandad sacramental de la santa cena. La Iglesia denuncia un acoso al Papa por parte de las victimas de la pederastia eclesial. A las 23´30 Procesión del silencio. Apagón informativo sobre Honduras y otros países de los que mejor no saber que ocurre. Dudemos
2 de abril. Viernes Santo. A las 10´30 la Cofradía de la Sentencia de Jesús. Se descubre que la religión surge de la necesidad de reducir la tensión neuronal que genera la incertidumbre. Los gestores de las “Hegde Fund”, principales causantes de la crisis logran cuantiosos beneficios en plena recesión. A las 20´30 procesiona la Hermandad del Santo Sepulcro, mientras 17 paraisos fiscales siguen a pleno rendimiento. Lloremos
3 de abril. Sábado santo. No hay prensa, no hay procesiones. Soñemos
4 de Abril. Domingo de resurrección. A las 11´30 Procesión de Cristo resucitado. Una menor detenida en Seseña por matar a otra niña. Según una encuesta Camps revalidaría la mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana. Bajémonos los pantalones
5 de Abril. Lunes de Pascua. Dia de mona. Santa Hermandad del Huevo duro. Haidar pide a España que rompa su silencio sobre el Sáhara. Ola de atentados en Pakistán. Subida histórica de la venta de coches en marzo. Huyamos
Semana de Pasión, semana de torrijas y espiación de culpas. Semana de consumo, penitencia, dulces, especulación, procesiones, días de campo, días de playa. De saqueos a las cuentas públicas, huevos duros, demasiados huevos, caras duras, mucho cara, cinismo, manipulación informativa, violencia desmedida. De vacaciones, cornetas, tambores, flagelantes, golpes en el pecho, oraciones, saetas, crisis. De asesinatos, muertes publicitadas y muertes ocultas, asedios consentidos, genocidios permitidos, exterminios controlados. De atascos, adelantamientos, distracciones, accidentes, de sangre en la carretera.
Fin
Los huevos cocidos se rompen en la frente. Semana purpura, día gris, año negro, futuro incierto.

viernes, 2 de abril de 2010

Un día espléndido

2 de abril. Un día espléndido. Un sol luminoso. Un cielo limpio, azul con ligeras notas blancas. Una ligera brisa agita el pelo, refresca la piel, despeja los ojos . Llevo varios días que a ratos voy sin muletas, casi con un andar simétrico. El pie derecho ya no se inflama tanto, sus movimientos son más flexibles. He empezado a hacer taichí, hacia meses que no lo ejercitaba, quizás por eso y por el tobillo mis movimientos son torpes, rudos, pesados. He perdido seguridad, equilibrio y supongo que el taichi me ayudará a recuperarlos.
Han pasado casi cuatro meses, un tiempo largo, un tiempo intenso, un tiempo aprovechado, saboreado, un tiempo extraño. Nunca me había encontrado en esta situación. Nunca me había roto un hueso ni había padecido una enfermedad larga. Nunca, pero, mira por donde, ha valido la pena.
Me ha permitido reencontrar a viejos colegas, los libros, cuya compañía tenía algo descuidada. Descubrir a otros, como este blog que no se si llegará muy lejos, pero que me ha ayudado a disfrutar de nuevo de esa rara amiga, la escritura, que a veces escarba en las entrañas, en los miedos, en las "neuras", que nos desnuda sin que nos demos cuenta, que nos rompe, que nos une, que nos limpia, que nos peina, que nos oculta, que nos delata y al acabar nos deja solos, pero seguros de que por un momento no estábamos perdidos, no estábamos atrapados y otra realidad era posible.
2 de abril. Un día cojonudo. Esta tarde saldré a pasear. Quizás vaya a la playa.