"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 1 de marzo de 2015

Nuevo día. Relato

Cuando abrió los ojos hacia calor. Después de varios días de lluvia, viento y frío relucía un día espléndido. No tenía claro cuantas horas había dormido, se había sentado temprano a cenar ante la tele, no recordaba que programa emitían en aquel momento pues cansado había caído con rapidez en un profundo sueño, y allí había amanecido vestido, despejado por un rayo de sol que, posado sobre sus parpados, lo había despertado. Recorrió la habitación en la que se hallaba con la mirada y mientras la inspeccionaba con detenimiento tomó la decisión de escribir, ha llegado la hora de escribir un relato, se dijo así mismo. Se levantó y se dirigió al ordenador, abrió una página en el procesador de textos y se puso a pensar. La pagina en blanco, limpia e inmaculada, contrastaba con el desorden que reinaba a su alrededor. Mientras miraba fijamente la página intentando concentrarse, una idea se apoderó de su voluntad, una idea que le podría permitir recuperar el equilibrio perdido. Se levantó de la silla y fue al armario situado a su derecha, sacó la aspiradora y la puso en marcha, primero aspiró la sala en la que se encontraba, cada milímetro que limpiaba descubría la amplitud del desorden al que había llegado en los últimos meses y la capacidad para aceptarlo como algo normal. Cuando terminó con la aspiradora, cogió un trapo húmedo y se dedicó a limpiar el polvo acumulado en los muebles, en el proceso, sacó los libros de las estanterías y uno a uno fue limpiándolos y colocandolos por orden, un orden que hacía tiempo habían perdido, un orden que le reconciliaba lentamente con el espacio que habitaba. Al acabar con los libros, continuó con la ropa, los cuadros colgados en la pared, el cuarto de baño, la cocina, los cristales de las ventanas y terminó con el suelo, si el suelo. Lo fregó a conciencia, como solía hacerlo tiempo atrás ¿cuando había sido la última vez? no lo recordaba. Al terminar la limpieza, abrió las ventanas para que entrara el aire, el sol se había ocultado y la noche era tranquila, las estrellas dibujaban gotas de luz y no se apreciaban restos de nubes. Encendió todas las luces de la casa y repasó cada rincón, cada recoveco, cada recodo, la casa estaba limpia, impoluta. Se felicito a si mismo, se sentía algo cansado pero satisfecho por el resultado, había hecho un buen trabajo. Fue entonces cuando se acordó del relato, se acercó al ordenador, la página seguía en blanco, limpia y nítida como la casa ahora y esperaba paciente las letras que la definieran. Se sentó ante el teclado y tras unos minutos con la mirada fija en la pantalla escribió una palabra, tan solo una palabra: FIN. Guardó el archivo y se fue a la cama, era tarde y al día siguiente tenía que levantarse temprano.