"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

sábado, 31 de diciembre de 2011

10 años del Euro

El pasado 27 de diciembre era confirmada por un estudio la sensación que teníamos de que con el euro habíamos perdido poder adquisitivo, (La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado el incremento de precios provocado por el euro a lo largo de estos años, ya que, por ejemplo, la cesta de la compra ha pasado a costar un 48% más, la vivienda un 66% más y el transporte cuesta entre un 45% y 58% más caro. Mientras, el salario medio solo ha crecido un 14%. ), ese mismo día el gobierno de Rajoy anunció, como para contrarrestar a ese estudio, su primera medida contra la crisis: Congelar el salario mínimo interprofesional.
Hoy es fin de año, últimamente me prodigo poco por estas páginas, pero mañana se cumplen 10 años de la entrada en el Euro, diez años que han resultado fatídicos, demoledores para los ciudadanos de a pie y me apetecía celebrarlo, si, digo celebrarlo porque las malas noticias hay que tomarlas con alegría, nuestro sacrificio engorda a los banqueros y grandes empresarios y dicen, que eso es bueno para el pais, pues eso, si es bueno, alegría, alegria y más alegria. 

sábado, 17 de diciembre de 2011

Jugando con los sinónimos: Crónica de una cumbre sobre el cambio climático

Vivían de los desperdicios, rodeados de despojos, acostumbrados a las barreduras. Habían convertido su espacio en una bazofia, en un cumulo de desechos, en un montón de estiércol, donde la impureza y la inmundicia transformaban sus vidas en restos, en sobras, en una cochambre, en una loa al excremento. La mugre y la porquería eran algo más que sedimento, eran su bandera, la suciedad su estandarte y la basura su negocio, todo ello envuelto en retórica y "buenas" intenciones.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mas al final me esperas. Relato

“Muerto pero mio, más muerto que mio, mas al final mio”, pensó cuando vio como el enterrador terminaba de cerrar el nicho, ese nicho que habían comprado juntos en los tiempos felices. Atrás, difuminados quedaban, su intento de abandono, la desolación, la perplejidad, la racha de aire que atravesó la casa, la caída fortuita de aquella maceta, las manchas de sangre sobre la acera...“muerto pero mío, más muerto que mio, mas al final me esperas”.