Hay un lugar que guarda
lo que dibujan los días.
Hay un dibujo que surge
entre palabras escritas.
Hay una palabra que riega
esas flores ya marchitas.
Hay una flor que espera
tu impulso, tu mano y tu risa.
Hay una risa que rompe
esos silencios que habitan
en los espacios cerrados
y en esos ojos que miran
como la luna recorre,
y con su luz ilumina,
los sueños que se acurrucan
entre la almohada y tu vida.