"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

jueves, 28 de marzo de 2013

Instante 33. A veces

Juego a protestar y a abrir caminos,
sueños con espacios libres llenos de miel.

Me miento con palabras hiladas y análisis certeros.

Necesito esas mentiras para percibir tu aliento,
para sentir que no estoy solo
y hay algo que vale la pena en este puto mundo.

A veces me despierto y solo veo fango, a veces me levanto.
A veces confío en que ocurra algo
aunque sé a ciencia cierta que ese algo no va a ocurrir.

A veces sueño, a veces me engaño,
a veces espero, a veces dejo pasar el tiempo y el sol brilla de nuevo
... la desazón se desvanece
y vuelvo a confiar en que ocurrirá algo.

domingo, 24 de marzo de 2013

Recordando a Petra

El 1 de octubre de 1992 moría Petra Kelly junto a su compañero Ger Bastian, él le disparó a ella y después se suicidó, muchos piensan que fue una muerte pactada, un suicidio conjunto cansados de la deriva de un mundo que no aceptaban, quiero pensar que fue así, que fue un acto de desobediencia.




Sus palabras en el Bubdestag en noviembre de 1983 se vuelven hoy imprescindibles:

Todo poder estatal es relativo. Si se entiende la obediencia como elemento de convivencia, la lealtad tiene sus límites allí donde se pone en juego el bien de la comunidad. El sí al Estado es siempre un sí condicionado. La constatación innegable de la injusticia de un mandato es criterio decisivo para la oposición a determinadas prescripciones de la autoridad estatal. [...] La cuestión decisiva es que las leyes del Estado no son leyes absolutas... En determinados casos, en los que están en juego cuestiones de gran relevancia moral, la desobediencia pacífica a la ley, acompañada de determinadas medidas de precaución que ayudan a mantener el respeto a la institución del derecho, no sólo es legítima, sino que se convierte en una obligación de conciencia.”





Primero,
dicen que fue primero, un disparo seco, a bocajarro, en tu cabeza.
Luego,
dicen que fue luego, un disparo frio, firme, en la suya.
Silencio,
después el silencio y el lento brotar de la sangre..., la vida escapada.
Miedo,
si mucho miedo, angustia y desazón cuando las cucarachas gamadas invaden la hierba.
Fuego.
Te fuiste gritando ¡no hay salida! No hay salida escribieron las balas tras el fuego.
No hay salida,
Petra, no hay salida, no hay aliento, solo un recuerdo dormido.


miércoles, 20 de marzo de 2013

La desazón. Relato


Había oído hablar de la amargura del triunfo, de la soledad de la victoria... de esa desazón, de esa nausea que ahora le invadía y le oprimía la garganta.
Por primera vez, creía Jonas, haber luchado, quizás, haber atacado sin cuestionarse medios, sin reparos, para defender algo que sentía como propio, algo que no estaba dispuesto a dejarse arrebatar. Tras personificar al enemigo, lo había acorralado y obligado a rendirse, a renunciar... Sentía que había ganado, pero no era capaz de saborear su exito.
Varios días que le parecieron meses tardó en decidirse, siempre había sido vago y dubitativo. Recogió unos libros, dos o tres, los que creía imprescindibles, un bolígrafo, papel, un muda y algo de dinero, no necesitaba más equipaje. Compró un billete solo de ida, ropa nueva y subió a un tren.
Una vez sentado en el departamento, por primera vez en varios días, la calma envolvió su cuerpo. Mientras abría uno de los libros, el tren comenzó a moverse y una sonrisa se fue dibujando en sus labios.

lunes, 18 de marzo de 2013

Instante 32. Tristeza

Te inunda, te atrapa, te apresa... vas cayendo en sus redes sin darte cuenta. Es como el monóxido de carbono, que poco a poco, con sigilo, impregna tus pulmones, circula por tus venas y va apagando el cerebro, luz a luz, lentamente, con suavidad, hasta que el último interruptor da paso a la oscuridad absoluta, a la negritud infinita, donde ya nada sientes, ni siquiera la propia tristeza.