Yo, como Almudena Grandes, (ver su columna en El País del 18 de octubre de 2010). me siento “una deleznable dosis de ínfima materia”, que no cuenta y más en mi caso en que el voto, por culpa de una ley electoral injusta y ladrona, cae en el pozo negro de la inutilidad, se desintegra y se convierte en nada, la nada absoluta de una circunscripción donde miles de votos no sirven para lograr un diputado, ni pueden sumarse a los de otra en igual situación.
Así nos encontramos casi un millón de ciudadanos en esta democracia “modélica” y eso a pesar de que hasta el Consejo de Estado nos da la razón. Cosas del bipartidismo y la política de miras cortas.
A pesar de ello resistiré y persistiré en mi error y aunque solo sea por cabezonería volveré a votar a Izquierda Unida. Tan solo espero que cuando el PSOE llame a las puertas de la Coalición, en alguna Autonomía o Ayuntamiento, ésta exija como pago para cualquier pacto el cambio de dicha ley.