Hay mañanas
que, rodeado de
libros y de dudas,
abres los ojos
y nada ves,
en las que
sitiado por cansancios apilados
esperas una
señal sobre tu piel.
Hay mañanas
sin más luz
que la rutina de ir al baño
y abrir el
grifo, donde la realidad se manifiesta
en el agua que
borra todos tus sueños
y ordena las
horas que te esperan.
Hay mañanas
bulliciosas sin
ruido,
que te ven sin
mirarte a la cara,
que te espían,
que te rozan, que te gritan,
que te esperan
y no sabes que te marcan.
Hay mañanas
sin más sol
que unas palabras
que esperas
escuchar y nunca oyes,
las escribes en
el vaho cuando te duchas,
las repites al
espejo y no responde.
Hay mañanas
en que cierras
los ojos antes de abrirlos...
y escuchas
como el canto de los pájaros
acecha con
sigilo ya tu almohada...
y te pinta una
ilusión en cada mano.
Hay mañanas
que recorren tu
cintura,
se encaminan
pecho arriba hasta tu oído,
y recitan los
secretos que de noche
sin saberlo y
sin quererlo habías perdido.
lunes, 21 de julio de 2014
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