Extraviado por las esquinas,
sin más luz que las brasa de un
cigarro,
espera el paso de la brisa
que ahuyente los inviernos que le
acechan.
Atrapado en eternas inquietudes,
golpea las cadenas que lo atan
a unos sueños que moldean poco a poco
esa cama donde a veces reposa.
Deshojado por silencios permanentes
se despoja de palabras incrustadas,
se dibuja con el trazo equivocado
y emborrona poco a poco su silueta.
Extraviado, atrapado y deshojado
busca espacios donde el tiempo se
detenga,
una orilla donde el mar lo rehaga
entre granos de arena, sal y olas...
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