El pasado 18 de noviembre cumplió un año este blog y se me pasó felicitarlo, debe ser que lo tengo algo descuidado. Nació por casualidad, casi sin quererlo, y ya va cumpliendo años, tomando cuerpo y quien sabe a lo mejor el niño hace carrera en el Internet, pero por el momento habrá que cuidarlo y alimentarlo con nuevas entradas. Aunque tiene una audiencia baja, una media de 10 visitas diarias, va cumpliendo su función: servir de escusa para escribir, para fabular, para inventar, para hurgar en las dudas y para ordenar ideas y neuras que me asaltan a diario o de vez en cuando, que para el caso es lo mismo.
Hay muchas maneras de visitar este o cualquier otro blog. La más corriente, la que todos hacemos, leer la última entrada y si nos gusta la anterior, visitarlo de vez en cuando y leer lo más reciente. Pero hay otras maneras, pinchar las etiquetas o tags y ver que entradas se relacionan por la palabra elegida. A veces, porque la página nos interesa, iniciamos la lectura por el primer post y los leemos todos de forma cronológica descubriendo así que cada entrada es como una pincelada de un cuadro inconcluso, de una imagen que ha ido surgiendo poco a poco. Tan solo espero que la imagen que se trasluzca tras este blog invite a seguir visitándolo.
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