"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Tiempos de venganza

“Yo no maté a vuestro hijo, padre o hermano. Soy inocente.” Fueron las últimas palabras de Troy Davis. Tras veinte años en el corredor de la muerte por un crimen del que no hay indicios claros que cometiera, dadas las irregularidades del proceso, ayer fue ejecutado después de que el Tribunal Supremo denegara el recurso de última hora de la defensa. Recurso que retrasó la ejecución cuatro horas sobre el horario previsto lo que indignó a la familia de la victima, presentes en la ejecución y ansiosos de calmar su sed irracional de venganza aunque fuera sobre un inocente. Una vez ejecutado Troy, los familiares, del policía asesinado hace más de veinte años, descansan y con ellos la civilización norteamericana puede celebrar que se ha cumplido “justicia”. Esta aptitud es la que nos separa de los animales, ellos olvidan, nosotros no, diría un buen ciudadano, pero no debo de ser buen ciudadano y al leer la noticia, el cuerpo me pide retroceder millones de años en la evolución hasta la época en que vivíamos en los árboles.

2 comentarios:

  1. Bien expresado. Si se revisara uno por uno los casos de ejecuciones en los USA, podríamos llevarnos muchas sorpresas. Las técnicas de investigación han demostrado muchos casos de inocentes. La naturaleza humana va por libre en el mundo.
    Salud

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  2. Has expresado perfectamente lo que muchos sentimos. ¿Hasta cuando un estado va a poder asesinar legalmente a los seres humanos?
    Me debato sin embargo entre la paradoja de sentir como tu, que me gustaría retroceder millones de años en la evolución y por otra parte, sentir que no estamos nada evolucionados si seguimos con esa sed de venganza y con un estado que apoya legalmente esa enfermedad.
    Un abrazo

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