Hay un lugar sin nombre.
Un lugar, a la luz de la luna,
donde escribimos silencios
y quedamos extraviados, perdidos.
Donde esperamos la llegada
de aquello que anhelamos y no aparece.
Donde guardamos los secretos
a la espera de contarlos al oído.
Donde descansamos al arrullo de
amapolas,
jazmines, luciérnagas y sueños.
Donde respiramos lentamente
e intentamos encontrar un nuevo ritmo.
Un lugar que nos inquieta algunas
noches,
cuando la iguana devora
lo que construimos horas antes
y nos muestra ese espacio ya vacío.
¡Qué bueno ver este blog de nuevo en movimiento! y seguir disfrutando de esos instantes tan necesarios ;) Un abrazo grande desde el África insular, y gracias por todo!!
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