Una habitación pequeña repleta de libros. Un ordenador permanentemente encendido. Restos de comida. Un reloj midiendo las horas, los días. Un telefono que de vez en cuando suena. Una ventana por la que entra la luz del sol. Un espacio cálido. Un desorden controlado. Una lampara, un boligrafo... un papel. El lugar imaginado.
sábado, 26 de diciembre de 2009
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