Una fabrica abandonada, perdida en un barranco al que se accede por una camino tortuoso, ha sido elegida para instalar un centro de interrogatorios dirigido por el Doctor Escamez, psiquiatra amante del cine, del impresionismo alemán especialmente, de Nosferatu de forma particular. A ella a diario llegan presos para ser interrogados. La preocupación es notoria entre la tropa que custodia el edificio, algo inexplicable ocurre en la planta alta del centro, solo accesible al Doctor Escamez y su equipo de confianza. A ella suben los presos que no han cantado, que han soportado los interrogatorios convencionales. Pocos sobreviven a la primera noche y todos acaban confesando y delatando a sus vecinos, parientes y amigos. No se conoce el sistema utilizado, pero corre el rumor que algo oscuro domina la estancia esas noches, se oyen gritos desgarradores, gemidos, explosiones de éxtasis. Solo se saben los resultados, bastante elogiados por los mandos por otra parte. Cada mañana, los cuerpos de los interrogados la noche anterior son incinerados no sin antes clavarles una estaca, las confesiones son enviadas a la jefatura de zona que las utilizará en el proceso de limpieza espiritual puesto en marcha.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
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