“Son tiempos de reforma, tiempos de cambio”, dice. Tiempos de regresión, tiempos de zozobra, pensamos. Intenta ser simpático, “ahora nos toca a nosotros”, comenta. Nunca lo logra, “hay que dinamizar las relaciones laborales, quitarles el corsé de los convenios, dar flexibilidad para adaptarnos a los tiempos que corren”. Se le ve satisfecho, aunque intenta ocultarlo. No para de hablar, oímos su voz, pero ya no escuchamos, hasta que de repente dispara, “voy a ser generoso con vosotros, quince mil ahora, dentro de un mes, con la reforma, ya sabéis, veinte días y a la calle”. Le miramos a la cara, no ha cambiado un ápice el gesto, la misma seguridad en la mirada. Para esto nos había convocado, ha ganado la batalla y quería confirmarlo. Firmamos, quizás sea un error, pero a veces... ¿traición? ¿impotencia?. Al salir los compañeros, esos que siempre nos miraron con indiferencia, esos que nunca nos apoyaron, observan nuestra marcha desde sus puestos de trabajo, no dicen nada, mas en su mirada se percibe resignación y miedo, sobre todo miedo a lo que vendrá dentro de un mes: el baile ha comenzado.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario