¡Como debe de ser! ¡Para eso habían sido educados! Quietos, callados, ninguno emitía una queja. Mientras, recorte a recorte perdían la fuerza, la talla y la alegría con las que habían llegado e iban adquiriendo el tamaño adecuado para ser absorbidos por el sumidero.
sábado, 21 de abril de 2012
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