"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

lunes, 30 de abril de 2012

Circulo cotidiano. Relato


La ciudad duerme... Tic, tac, tic, tac, un reloj marca el ritmo, la cadencia. Sorbo a sorbo apura la séptima copa de la noche. Su cerebro, entre humo, música y alcohol. Sus piernas, entre montañas de colillas de las que surgen universos y sueños... El sabor de la aventura, ese circulo monótono, inamovible, cotidiano: de la cama al bar, del bar al trabajo, del trabajo al bar, del bar a la cama. 
La ciudad duerme... Tic, tac, tic, tac,  la llave en la cerradura. Paso a paso arrastra su calva, su incipiente calva alcohólica al regazo de una cama vacía.
La ciudad duerme... Tic, tac, tic, tac, el reloj puntual hace sonar la alarma. Las seis de la mañana. Mecánicamente arrastra su barriga hasta el retrete, sus manos indecisas al grifo del lavabo, sus ojos saltones al espejo. Se afeita, se viste, toma un vaso de agua.
La ciudad despierta... Tic, tac, tic, tac, despacio, el reloj regula el ritmo sanguíneo. El bar, un cantueso, un café... El día despunta.

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