Como todos los días se
levanta temprano de la siesta, engrasa las bicicletas y prepara dos
bocadillos de sardinas en aceite, por si cuando regrese su padre del trabajo no estuviera
cansado y quisiera dar el paseo prometido años atrás: llegar hasta
la era y allí esperar a que anochezca para ver, por fin, como las
estrellas caen una a una dentro del río.
miércoles, 6 de junio de 2012
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