Dos meses parecen un
corto espacio de tiempo, pero en un blog son una eternidad, una
parálisis, un agujero negro que engulle los gritos, las risas, las
diversas divagaciones que fluyen de tus dedos mientras en el equipo
de música suena Salif Keita. Lento, cadencioso, alarga el tiempo, lo
estira al compás de un ritmo repetitivo e intenso.
La arena bajo tus pies,
imaginas un paseo en la playa, mientras llega a tus oídos el cierre
de canal 9 y la reacción de los trabajadores: se quitan por fin la
mordaza y salen a la calle a transmitir lo que le ocurre a la gente y
no la realidad que impone el poder, a buenas horas.
El aire caliente penetra
en la casa, el ritmo fluye, activa la mente, las articulaciones y las
ganas. El ritmo, la vida y el ritmo, para no caer en el tedio, preso
de lo anodino. Apago la radio, huyo de la realidad, de esa realidad
falsa y casposa.
Desde hace un tiempo leo
poco la prensa, intento no morir atrapado en la mentira, en la burda
invención de un mundo feliz, sin crisis y con una economía en
crecimiento ¿qué crecimiento? el de los tumores que destruyen las
neuronas, esas células que excitan la membrana plasmática y
conducen el impulso nervioso capaz de ayudarnos a salir de la
parálisis.
Dos meses, solo dos meses
y el lento fluir de las letras al ritmo de la música africana.
tienes que escribir más... está de puta madre
ResponderEliminar