"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

viernes, 2 de abril de 2010

Un día espléndido

2 de abril. Un día espléndido. Un sol luminoso. Un cielo limpio, azul con ligeras notas blancas. Una ligera brisa agita el pelo, refresca la piel, despeja los ojos . Llevo varios días que a ratos voy sin muletas, casi con un andar simétrico. El pie derecho ya no se inflama tanto, sus movimientos son más flexibles. He empezado a hacer taichí, hacia meses que no lo ejercitaba, quizás por eso y por el tobillo mis movimientos son torpes, rudos, pesados. He perdido seguridad, equilibrio y supongo que el taichi me ayudará a recuperarlos.
Han pasado casi cuatro meses, un tiempo largo, un tiempo intenso, un tiempo aprovechado, saboreado, un tiempo extraño. Nunca me había encontrado en esta situación. Nunca me había roto un hueso ni había padecido una enfermedad larga. Nunca, pero, mira por donde, ha valido la pena.
Me ha permitido reencontrar a viejos colegas, los libros, cuya compañía tenía algo descuidada. Descubrir a otros, como este blog que no se si llegará muy lejos, pero que me ha ayudado a disfrutar de nuevo de esa rara amiga, la escritura, que a veces escarba en las entrañas, en los miedos, en las "neuras", que nos desnuda sin que nos demos cuenta, que nos rompe, que nos une, que nos limpia, que nos peina, que nos oculta, que nos delata y al acabar nos deja solos, pero seguros de que por un momento no estábamos perdidos, no estábamos atrapados y otra realidad era posible.
2 de abril. Un día cojonudo. Esta tarde saldré a pasear. Quizás vaya a la playa.

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