"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

sábado, 3 de julio de 2010

Tarde de julio, tarde de calor

Las cuatro de la tarde, mejor no miro el termómetro, no averiguo la temperatura que nos aplasta, que nos sumerge en un equilibrio inestable entre realidad y sueño.
Afuera, en la calle, no corre ni el viento. Los pájaros pian escondidos en los árboles, los gatos duermen ocultos en las sombras y nadie pasea, nadie se arriesga.
Juega Brasil, buena escusa para no pisar el asfalto, para no ir al curro, para dormitar en el sofá ante este equipo sin magia, que gana sin convencer, sin ser fiel a su historia.
Una gota de sudor desciende por tu espalda, deambula por tus piernas y muere en el algodón de una sabana, suave de tanto usarla.
Avanza la tarde, el sol no afloja y, entre gol y gol de Holanda, despierto a dos realidades irrefutables, tengo que ir al trabajo y Brasil no gana el mundial.

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