"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

viernes, 8 de julio de 2011

La Cultura, la SGAE y los derechos de autor

El caso SGAE ha traído de nuevo a la actualidad el problema de la propiedad intelectual y los derechos de autor. Algunos dicen que son asuntos que no tienen nada que ver, que no se mezclen las cosas, que aquí hay un caso de corrupción y solo eso. Estoy de acuerdo a medias, la corrupción no solo es debida a una tendencia humana al egoísmo o la codicia, sino que se fomenta en una concepción patrimonial de la creación, del trabajo, de la vida. Una concepción cerrada que, en este caso, fomenta una visión exclusiva del hecho creativo. Una visión del creador como un semidios. Una idea que separa el trabajo manual y el intelectual dándo preponderancia a uno sobre otro. No digo que los creadores no deban de cobrar por su trabajo, (por cierto habría que discutir mucho sobre la estructura de cobros en el sistema actual, en el que la industria favorece a unos y trunca la trayectoria de muchos), pero no es de recibo que un cantante, actor, escritor, etc, de moda, viva en la opulencia mientras que sus seguidores, aquellos que consumen su obra, (que horror de palabra), tengan que pagar precios prohibitivos a riesgo de no llegar a fin de mes. El tema requiere un debate a fondo, en el que se fije el papel de la cultura en la sociedad, que debería ser algo más que un mero objeto de consumo. En ese proceso abierto considero importante el manifiesto de LADINAMO Asociación Cultural, del que a continuación dejo el enlace, por venir de trabajadores de ese mundo.  


http://www.ladinamo.org/manifiesto

1 comentario:

  1. El tema es mucho más largo de exponer, evidentemente. Con respecto a la opulencia de los creadores, sólo ocurre lo que en otros mercados elitistas: se establecen categorías o divisiones. Si estás en primera y entre el baremo de los cinco primeros, ganas una pasta. Si estás en tercera no ganas. Hablando con Mengli, lo explicaba claramente. El transfondo de la SGA es, como otras instituciones relentizadas, el desaforado interés de las ejecutivas por las cajas B. Con respecto a los derechos de autor y a la gratuidad de la creación, entiendo que de alguna manera cualquier manifestación artística ha de tener contraprestaciones para el AUTOR, tal como la tiene el credor de un vino o de un palillo. Las condiciones mercantiles son otra historia.

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