No dije que ya lo sabía con anterioridad, eso habría sido una estupidez, dejé el informe sobre la mesa, cogí el dinero acordado y me dispuse a salir de la habitación dejando que la duda corroyera su soberbia, erosionara su altanería. No dijo nada, solo me miró con recelo, despues abrió el sobre y volvió a cerrarlo, su contenido carecia ya de importancia, había comprendido la situación, asumido su derrota. Al marcharme no mire atrás, sabía que estaba a punto de derrumbarse y quería saborear mi venganza en silencio, un silencio roto por el estruendo de un fogonazo en plena boca.
sábado, 22 de mayo de 2010
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