"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 24 de octubre de 2010

Azulejos. Relato


Son las cinco menos diez de la madrugada. ¡Puto despertador!. Está oscuro y ya refresca. Me levanto con desgana, me lavo la cara y me siento en la taza del water a esperar un milagro, que el reloj se atrase dos horas y pueda dormir cuando haya terminado.
Ahí sentado, cientos de azulejos me observan, cientos de caras, de ojos y narices turquesas, de miradas fijas y expresiones serias. Rostros estreñidos, que envidian mi situación, incapaces de sentir el placer que yo siento. Inertes, rígidos, condenados a la contemplación y al recelo.
Terminada la operación, tiro de la cadena, me lavo las manos y apago la luz, dejandolos perdidos en la oscuridad. Relajado me vuelvo a la cama, he recordado que es sábado y no trabajo.

1 comentario:

  1. jÁ. Es bueno, me recuerda a un viejo minirelato mío llamado El deber cumplido. (se nota que no curras los sábados)

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