Nacido en Madrid y bisnieto del abogado, que fue ministro, diputado, senador y alcalde de la misma ciudad, Faustino Rodriguez-San Pedro. Pertenece a dos familias asturianas, los Rato, antigua familia empresarial de Gijón y los Figaredo, familia de propietarios de la minería del carbón y la siderometalurgia.
Neoliberal de pro, empresario con pedigrí, con empresas en quiebra que se beneficiaron de créditos blandos cuando él fue ministro. Posee un inmaculado curriculum mediático, mas no hay como dejar pasar el tiempo para que al resquebrajarse la pátina de la propaganda vislumbremos la mediocridad del personaje.
Nos lo vendieron como el artífice del “milagro español” de los 90, otra gran estafa que nos colaron, cuando su merito fue subirse al tren en un periodo de expansión con políticas ya marcadas por el anterior ministro, Pedro Solbes, y aprovechando el momento oportuno acelerar reformas que desbocaron el crecimiento, (entre otras la reforma de la ley del suelo), que trajeron riqueza pero una riqueza engañosa que luego ha pasado su factura, ¡y qué factura!.
Vendió todo lo vendible con el fin de hacer caja y colocar a sus allegados, (En su calidad de Ministro de Economía, llevo a cabo la mayor venta de empresas públicas: Argentaria, Tabacalera, Telefónica, Endesa, Repsol, etc.). El resultado ya lo conocemos, un estado con escasa capacidad de incidir en la economía y un crecimiento continuo de las desigualdades.
Tras unos años al mando del Fondo monetario internacional, volvió a España para hacerse cargo del tercer banco del país ( El Banco formado por Caja Madrid, Bancaja y otras cajas de menor tamaño) y desde ahí dictar grandes lecciones con su verbo fluido y su ciencia infusa, pero ahora sabemos por informes propios, el informe interno del FMI no creo que sea ninguna “rojería”, que desde su posición en dicho organismo, no solo no previó la que se nos venía, sino que cerró la posibilidad a cualquier estudio en ese sentido y alentó la innovación financiera, (“Los hedge funds aportan beneficios obvios: han añadido liquidez al mercado y han ayudado a transferir el riesgo a una variedad mucho mayor de inversores dispuestos a asumirlo. En este sentido han contribuido a la estabilidad y también han ayudado a reducir la ineficiencia de los mercados”, marzo 2007).
Si la crisis en España tiene dos orígenes, uno la ley del suelo que permitió la burbuja inmobiliaria y otro la desregulación financiera internacional, Rato tiene el triste honor de haber contribuido a las dos causas desde los cargos que ha ostentado y todo ello sin asumir la mas mínima responsabilidad sobre las consecuencias derivadas, pues Don Rodrigo, como el Rey, es irresponsable.
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