"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 24 de abril de 2011

Recordando a la II República

La II república ha sido mitificada por muchos de nosotros, pero ello no le quita un ápice al valor que tiene dentro de la historia de España. Es el periodo de mayores transformaciones en menor tiempo, por ello fue convulso y plagado de dificultades, “las dificultades provenían del fondo mismo de la estructura social española y de su historia política en el último siglo. La sociedad española ofrecía los contrastes más violentos. En ciertos núcleos urbanos, un nivel de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos kilómetros, aldeas que parecían detenidas en el siglo XV.” Con un reparto de la tierra muy desigual formado por “provincias del nordeste donde la tierra está desmenuzada en pedacitos que no bastan a mantener al cultivador”; junto a “provincias del sur y del oeste donde el propietario de 14.000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo”. Con una estructura social dominada por una oligarquía aliada a la Iglesia y al ejercito, que veía con recelo cualquier reforma que atentara minimamente a sus privilegios. Donde “la clase media no había realizado a fondo, durante el siglo XIX, la revolución liberal”, (pues aunque había expropiado tierras a la Iglesia y fundado el régimen parlamentario, no había llevado a cabo una educación popular, tenía el país en 1931 más del 50% de analfabetismo, ni desarrollado una economía industrial acorde a los tiempos. Al advenimiento de la República, España era una nación rural dominada por unas pocas familias, en la que el parlamento era casi un adorno, como quedó demostrado en 1923 cuando el rey disolvió las cortes y entregó el poder a los militares). Y una clase obrera formada por dos grupos bien diferenciados, “en las grandes ciudades y en las cuencas fabriles, un proletariado industrial bien encuadrado y defendido por los sindicatos; en Andalucía y Extremadura, un proletariado rural que no había saciado el hambre, propicio al anarquismo”. Sumado todo esto a una coyuntura internacional de crisis económica profunda, que provocó la “paralización de los negocios, barreras aduaneras, restricción del comercio exterior.” “Bastantes explotaciones mineras se cerraron. Otras, como la del carbón, vivían en quiebra. Las industrias del hierro y del acero, aunque modestas, se habían equipado bien durante la guerra europea, pero ya no tenían apenas otro cliente que el Estado. Los ferrocarriles, en déficit crónico, vinieron a peor”, “la industria de la construcción, la más importante de Madrid, llegó a una paralización casi total”.
Inmersa en este complicado escenario, la II República, llevó a cabo reformas amplias que abarcaron a todos los aspectos, podemos destacar las siguientes: 
1- Democracia plena, en la que todos los cargos, incluido el jefe del estado, es elegido por sufragio universal. 
2- Conversión de los súbditos en ciudadanos dotándoles de igualdad de derechos sin distinción alguna, destaca en este apartado el sufragio universal y el derecho al voto femenino. 
3- Desaparición de los cargos vitalicios, como los senadores por estirpe o apellido noble. 
4- La instauración de una cultura de paz renunciando a la guerra como instrumento de política nacional. 
5- El matrimonio civil y la posibilidad de divorciarse cuando alguno de los cónyuges lo deseara.
6- Reforma militar reestructurando un ejercito sobredimensionado con excesivo mandos lo que supuso el pase a la reserva de gran parte de ellos. 
7- Secularización de los cementerios, pasando a depender de los ayuntamientos y no de la iglesia, lo que permitió un entierro digno para aquellos que por suicidio o otra razón se veían relegados hasta entonces de él. 
8-Construcción de instalaciones polideportivas y la autorización de uso público de parques y jardines, antaño reservados a la nobleza o la corona. 
9-Fuerte desarrollo de la educación y la cultura. En 1932 se construyeron 13.000 escuelas. En 1934 eran 145.007 los alumnos de bachillerato frente a tan solo 76.000 en 1931. 
10-Implantación del estado laico, relegación de lo espiritual al ámbito privado y libertad para el ejercicio de cualquier credo sin dar preferencia a ninguno sobre otro, algo que irritó en grado sumo a la iglesia católica que veía perder los privilegios que disfrutaba. 
11-Descentralización del estado, estatutos de autonomía para Cataluña, País Vasco y el inicio del proceso en otras regiones como Galicia, Aragón, Andalucía, etc..
Este intenso proceso político, pronto se volvió convulso, pues “las reformas políticas de la República satisfacían a los burgueses liberales, interesaban poco a los proletarios, enemistaban con la República a la burguesía conservadora. Las reformas sociales, por moderadas que fuesen, irritaban a los capitalistas”. Reformas que, de no ser por el alzamiento fascista del 36, habrían permitido el acercamiento a Europa tan necesario para la sociedad española y no el retorno al ostracismo y la sin razón que dominó este país hasta la muerte del dictador. ( los entrecomillados sacados de “Causas de la guerra de España” de Manuel Azaña)
Pero estas conquistas no han sido suficientemente defendidas por la izquierda en los últimos años y nos encontramos ahora inmersos en un proceso de revisión histórica a cargo una derecha nostálgica del franquismo que demoniza dicho periodo, que justifica directa o indirectamente el golpe de los militares como algo inevitable dado el caos imperante en la época. No sería de extrañar que si este revisionismo triunfa acaben nuestros nietos, (yo todavía no los tengo, pero ya estoy en edad), estudiando con la Enciclopedia Alvarez de tan infausto recuerdo por su simpleza y maniqueísmo.

1 comentario:

  1. Es curioso como dentro de todos los logros conseguidos, el proyecto de modernización de las fuerzas armadas, ejército y policía, acabara yendo al traste con el levantamiento fascista. Un ejército lleno de generales y coroneles ancianísimos, colonialista, analfabeto hasta en sus funciones específicas, acabó siendo el quid de la cuestión. Azaña y los republicanos en general, incluído el recién creado Partido comunista, incluso sectores anarcosindicales, apoyaron una reforma, la militar, nunca consumada. Y esos jerárquicos, torpes, y pollinos jefes militares, (primero Sanjurjo, luego Mola) se unieron a las sotanas para luchar en cruzada contra lo intrínsicamente perverso de las teorías igualitarias.
    Loor a la República. Buen artículo, Fernando.

    ResponderEliminar