Llevamos casi una semana del nuevo año y no he notado ningún cambio. La linea que divide el tiempo no deja de ser una invención que tan solo vale para creer que dominamos el devenir de los acontecimientos. Un espejismo, una ilusión... Despedí aquel año con muletas y con ellas inicio éste, igual de perdido, igual de confuso, igual de expectante sin esperar que varíe gran cosa. Leo las noticias, nada cambia : Palestina sin estado. El sáhara sin derechos. Obama, Premio Nobel de la Paz, legitima el golpe de estado en Honduras y manda más tropas a Afganistán. Al Qaeda se presenta como el legitimo defensor de los desfavorecidos del Tercer Mundo. El problema de la vivienda enquistado. El paro creciendo sin descanso. Los ricos más ricos y los pobres más pobres. Los fundamentalistas en alza, ya sean cristianos, musulmanes o esotéricos, que mas da...
Disfruto con cosas pequeñas: un paseo por el monte, una fotografía, perderme en alguna novela, un vino con los amigos, unas tapas, una buena charla, alguna película.
Me enfrento a la realidad con insignificantes trampas que me permiten caminar. pero si levanto la vista y miro a lo lejos, todo jodido, todo liado, todo complejo, todo negro, negro, negro... Hay mucho “hijoputa” con ganas de joder que no para y no sabemos como meterle mano.
Perdón, un día malo lo tiene cualquiera y hoy me ha tocado a mí. Un saludo. Nano
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