30 minutos atrapado en un paisaje real y en un falso sueño, pero ¿donde acababa uno y se iniciaba el otro?. Cientos de noches deambulando por esa calle y no había logrado desligar ambos espacios, en un extremo el bar, en el otro su casa y en medio ese andar alcohólico, lento y atropellado. 30 minutos de la última copa a la cerradura de siempre. Sacó la llave y con algo de dificultad abrió la puerta y encendió la luz. La casa estaba helada, el ordenador encendido, libros por el suelo,la nevera vacía,... como tantas otras noches se acostó vestido, y durmió, no supo si en la realidad o en el sueño, que más daba, al día siguiente el despertador lo trasladaría a la rutina de una oficina inmaculada, al menú de 10 euros, al café de la tarde, al paseo después de cenar,... a las copas nocturnas
jueves, 7 de enero de 2010
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ya veo que le has echado un rato a la página, la has dejado guapa, sigue así.
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