"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

jueves, 11 de febrero de 2010

Cuentos encadenados 10: Enajenación

¡Y poder al fin descansar!, gritaba a pleno pulmón mientras arrojaba por la ventana el despertador, los móviles, la radio, el televisor y todo aparato eléctrico o mecánico que pudiera medir el tiempo o alterar el silencio.
Eso es lo que buscaba, escapar del tiempo y sus premuras y habitar el silencio, ese espacio etéreo donde nada ocurre.
Cuando acabó con los electrodomésticos, siguió con los muebles, los objetos de decoración, los libros, los discos, la vajilla, las alfombras, la ropa de cama y la ropa de vestir. Todo alteraba su proyecto, su deseo de paz y tranquilidad.
Luego vinieron los cuadros, los azulejos, el pavimento, los grifos, el lavabo, el water, el bidé, la bañera, el fregadero y hasta los cables de la luz. El piso se encontraba diáfano, desnudo, había tirado hasta la cristalera, hasta las ventanas, hasta las persianas, hasta la escayola y hasta los tabiques... lo habia tirado todo, absolutamente todo, pero el ruido y el tiempo seguían allí aposentados.
Se asomó a la ventana y vio todas sus cosas, toda su vida convertida en una montaña de escombros. Se incorporó un poco más y se dejo caer, eran tan sólo 50 metros y... "el tiempo se parará y por fin reinará el silencio."

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