"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

martes, 21 de junio de 2011

Apostando por la no-violencia

Cuando se habla de la no-violencia, una parte de la izquierda la presenta como una actitud utópica, blanda e ineficaz y quizás un sector del movimiento no-violento haya alimentado esta visión, pero esta estrategia lejos de ser inocua sea, quizás, la mejor arma de que dispongamos para el cambio, para la lucha. Mediante unas citas del libro “Mi opción por la no-violencia”, del activista frances Jean-Marie Muller, quisiera plasmar en que consiste esta estrategia de acción política y aclarar algunos equívocos. Espero haberlo conseguido.
En una parte del libro el autor aborda esta disyuntiva, cuando escribe: “...he tenido que criticar algunas de las fórmulas a través de las cuales Lanza del Vasto presenta la no-violencia y que dan a entender que ésta apunta exclusivamente a convencer al adversario y no a vencerle, que la fuerza de que se vale la acción no-violenta es únicamente la fuerza de la justicia, del amor y de la verdad. Estas formulaciones me parecen ambiguas y muy peligrosas. Podrían hacer creer que, según la perspectiva de la no-violencia, la liberación de los oprimidos pasa por la conversión de los opresores”. Más adelante continua diciendo: “Cuando pregunté a Cesar Chávez si la victoria de 1970, después de la firma de los contratos sindicales por los propietarios de los viñedos de California, había sido obtenida por la presión o por la persuasión...” “... me respondió sin vacilar, si tuvimos éxito, fue por la presión. Habrá que esperar todavía mucho tiempo para que se conviertan. Es muy difícil convertir a alguien cuando entre ellos y nosotros hay una cuestión de dinero”. Unas páginas después Jean-Marie Muller cita a un colaborador de Chávez que afirma: “ Si hemos llegado al corazón de los propietarios, es porque el corazón de los propietarios es su cartera y el boicot ha afectado a su cartera”. Para continuar que: “La acción no-violenta es, pues, una acción compulsiva que aspira a obligar al adversario a ceder aunque no se haya convertido.”
En relación con los partidos políticos, Jean-Marie Muller es critico, pero no apolítico: “Evidentemente, la no-violencia nos lleva a formular ciertas criticas a los partidos. Pero a fuerza de decir que estamos por encima de los partidos políticos, puede ocurrir que nos encontremos simplemente al margen de la política.” y continua, “Lanza del Vasto dice con razón que la revolución bien ordenada empieza por uno mismo, pero no dice y se equivoca en no decirlo, que la revolución bien ordenada termina por la toma y ejercicio del poder político”.
Para definir la no-violencia, Jean-Marie Muller considera que lo primero que hay es que definir de una manera clara es la violencia. “La violencia es lo que menoscaba la dignidad del hombre. Es todo aquello que viene a destruir la personalidad del otro”. “La primera violencia que tenemos que identificar es la de las situaciones de injusticia. Es a esta la que la no-violencia viene a denunciar y combatir ante todo” . “Así pues, la pregunta que se nos plantea consiste en saber dónde se encuentra la violencia en nuestra sociedad, es decir, cuáles son las situaciones de injusticia que debemos denunciar y combatir”. Hablar de no-violencia en abstracto es absurdo, pues “no podemos hablar de no-violencia sino después de haber reconocido la necesidad de la lucha, del enfrentamiento y del conflicto. El problema al que nos enfrentamos entonces es el de los medios”, los medios para llevar a cabo esa lucha. “La experiencia muestra que existe una homogeneidad entre la naturaleza de los medios utilizados y la naturaleza del fin al que llegamos en concreto. En otros términos, la perversión de los medios acarrea la perversión del ideal en nombre del cual pretendemos actuar”. Por ello, “el principio fundamental de esta estrategia el el principio de no-cooperación”. Dado que, “la fuerza de las injusticias en una sociedad viene de la complicidad que la mayoría de los miembros de esa sociedad ofrecen a esa injusticias. La estrategia de la acción no-violenta aspira a romper esa complicidad organizando acciones colectivas de no-cooperación. Estas acciones no-violentas van desde la manifestación callejera hasta la insurrección pacifica de todo un pueblo, pasando por la huelga, el boicot y la desobediencia civil”. Pero a diferencia de otras estrategias de lucha, la estrategia no-violenta no es solo una acción de oposición, es también una acción de creación, “...no basta con negarse a colaborar con la injusticia, hay que organizar también un programa constructivo que se esfuerce por realizar la justicia”.

1 comentario:

  1. Felicidades, muy buen aporte. Muy al hilo de todo lo que está ocurriendo con los movimientos de indignados. La mejor opción, la via pacífica y el compromiso con unos postulados que han de mantenerse en el tiempo. Me remito a Sampedro, en sus declaraciones, sobre la primera manifestación, decía que lo siguiente es el compromiso.
    Un saludo

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