"...Quien siempre sabe a donde va nunca llega a ninguna parte, y que sólo se sabe lo que se quiere decir cuando ya se ha dicho."
(Javier Cercas, La velocidad de la Luz)

domingo, 5 de junio de 2011

La vigencia de la No-Violencia

Una de las principales cosas que ha puesto de manifiesto el movimiento del 15-M es la validez de la no-violencia como estrategia política. Se podrá justificar la violencia como un arrebato humano en momentos de tensión, hasta comprender la venganza como algo intrínseco a la naturaleza humana. Pero trasladar ese acto individual, inútil y dañino a la estrategia política ha sido uno de los grandes errores de los movimientos de liberación o rebeldía. La violencia no es liberadora aunque pudiera provocar un desfogue, una descompresión, pues no siembra, no construye.
Algunos argumentan que la estrategia no-violenta, al no destruir, es absorbida rápidamente. Sin embargo ignoran, los que esto afirman, que la estrategia violenta también es absorbida, después de ser aislada y aplastada, nace derrotada al jugar con las mismas herramientas que su enemigo pero con menor capacidad destructora.
La no-violencia si destruye, pero destruye el método de relación, plantea otro tablero de juego, en el que se podrán perder batallas, pero esos “fracasos” dejan al desnudo la violencia indiscriminada del Estado, es algo que hemos podido ver en el desalojo de la Plaza de Cataluña cuya plasmación más evidente es la imagen de los “mossos” agrediendo a un indignado en silla de ruedas.
La no-violencia requiere compromiso y valor, requiere claridad de ideas. Quien escoge la no-violencia, opta por una estrategia global, no por liberar la adrenalina generada por la indignación. No es dejarse pegar, es un acto colectivo que busca golpear a las conciencias, tanto de los cuerpos represivos como de los ciudadanos bien pensantes, para cambiar las formas de relacionarse. No hay mayor desaire a la injusticia que la no colaboración.
Por ello en el mundo globalizado, en el que las imágenes viajan por internet sin censura e instantaneamente, (esperemos que dure), la resistencia pasiva es a la vez un grito, un acto de propaganda, una pregunta, una expresión. La convicción de que otro mundo es posible, de que aún hay esperanza  

1 comentario:

  1. Yo estoy de acuerdo con todo lo que expones, pero ante el ataque de cualquier nazi no me voy a quedar sentado. Seguro.

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