Después de un tiempo dedicado a este oficio, no puedo quejarme, hago lo que algunos desean pero no se atreven, pagan por ello y eso me permite vivir holgadamente. Soy algo metódico y como ya saben me gusta improvisar solo lo justo, lo imprescindible. Con el tiempo se que llegaré a ser verdadero profesional, frío y sin subidas de adrenalina en la ejecución. Para ello me adiestro en el acto puro, seco, sin adornos; ausente de emoción, libre de estridencias, vacío de intención. Nada de disparos que alteren la melodía. Nada de bolígrafos, llaves u objetos que trasmitan falta de oficio. La navaja es el instrumento, la herramienta adecuada. Un golpe preciso, un corte limpio, sin huella. Una respuesta sin pregunta, la presa no tiene tiempo a plantearla. Es la muerte silenciosa que acoge a la victima sin más razón que un precio tasado y no hay que darle más vueltas
miércoles, 1 de junio de 2011
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Interesante tema de verdad que he aprendido mucho y no sabia de ello
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